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Juan David Betancur
elnarrodororal@gmail.com
Comienza la novena de navidad. Los nueve días antes del nacimiento de Jesus y en muchos países católicos se celebran nueves días de preparación para este acontecimiento. Desafortunadamente el sentido de la novena se ha perdido con el tiempo y las costumbres pero hoy he querido empezar a recordar esto con nueve cuentos que nos recordaran los principios de la novena.
Comenzamos hoy con un cuento sobre la humildad.
Había una vez en el cielo una gran conmoción, Dios había decidido enviar a su hijo amado a que naciera humildemente entre los hombres y para ello había encomendado a los ángeles para que prepararan todo lo necesario. Los ángeles siempre deseosos de congraciarse con Dios decidieron que tenían que llevar una luz que llamara la atención de los seres humanos y que todos se dieran cuenta que algo maravilloso habría de suceder ese día.
Para ello decidieron buscar la más brillante de las estrellas, la estrella que repartia la luz más maravillosa entre los millones de estrellas del firmamento. La estrella era muy importante en el proyecto y la que fuera elegida pasaría a la posteridad. Los ángeles rápidamente fueron donde ella y le explicaron que había sido la elegida. La enorme y brillante estrella se sintió muy alagada y acepto inmediatamente. Y les dijo a los ángeles.
Claro que si acepto. Con mucho gusto, solamente muéstrenme donde voy a lucir y allí estaré gustosa para alumbrar con mi maravillosa luz.
Los ángeles la tomaron de la mano y caminaron con ella hasta las afueras de un pequeño pueblo llamado belen, allí a las afueras había una humilde establo donde se tenia programado el nacimiento de Jesus. La estrella que estaba acostumbrada a iluminar grandes eventos no podía creer lo que estaban mostrando. Era el lugar más humilde que ella había presenciado y lo considero poco digno de su condición de gran estrella. Así que les dijo a los ángeles.
Lo siento yo no puedo aceptar este encargo. Yo tengo una reputación que tengo que proteger. Si en el mundo me ven alumbrando un pequeño establo abandonado y pobre, nunca más me volverán a contratar para iluminar grandes eventos. Estare arruinada de por vida. Y he de recordarles que las vidas de nosotros las estrellas es bien bien larga, Millones de millones de años. Lo siento mucho consiganse otra estrella que yo no lo voy a hacer.
Los ángeles asombrados por la respuesta de la gran estrella del firmamento, volaron donde Dios y le contaron lo que había sucedido, El señor sonrio y les dijo. Les recomiendo que vayan a buscar la más pequeña y humilde de las estrellas.
Los ángeles sorprendidos no entendían como les recomendaban buscar la estrella con menos luz, pero obedientes salieron a recorrer el universo y efectivamente en un rincón apartado vieron una estrellita que casi no se distinguia, era sin duda la estrella menos brillante que había.
Los ángeles se acercaron a ella y con voz entusiasta le dijeron.
Estrellita. Tenemos una tarea muy importante y nos han recomendado que te la pidamos a ti.
La estrellita que era pequeña, poco luminosa y humilde dijo. Lo que sea que necesiten díganme no más que yo estoy estoy siempre dispuesta a ayudarles.
Al igual que lo habían hecho con la gran estrella le explicaron que su función seria iluminar un lugar especifico en la tierra para el nacimiento de el hijo de Dios. La estrella simplemente les dijo.
Llevenme allí y yo hare lo posible para brillar dentro de mis posibilidades.
Inmediatamente los ángeles la tomaron de una de las manos, que no era muy caliente y brillante, y la llevaron a