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Juan David Betancur
elnarrodororal@gmail.com

Hoy es el día 4 de la novena de navidad. La novena es una oportunidad para reflexionar sobre nuestra vida y las grandes cosas que nos han sucedido en nuestra vida. He querido crear algunos cuentos basados en la navidad para que nos recuerden el espíritu propio de estas épocas. 

 

Hoy el cuento será sobre la sencillez. 

 

Había una vez un niño que había estado escribiendo una carta a santa Claus pidiéndole los juguetes que quería tener. Durante muchos días se encerraba en su cuarto y después de meditar un rato tomaba el lápiz y en un papel comenzaba a soñar con los regalos que quería tener.

 

 

Cuando salía para el colegio tomaba la lista y cuando estaba en el recreo sacaba la lista, la leía y pensaba que otro juguete quería. Durante días su mente estaba en pensar en nuevos juguetes que quería tener, había carros a control remoto, teléfonos inteligentes, ipads, relojes inteligentes y Consolas de juegos electrónicos

 

Todos los días antes de irse a acostar tomaba el lapiz y adicionaba algún otros juguetes que quería tener. Con el pasar de los días la lista se iba haciendo muy larga ya que su imaginación era muy grande. 

 

Confiado decidio enviar la carta a santa y la puso en el correo dirigida al polo norte. 

 

La carta llego como estaba previsto pero cuando santa la leyó decidio que aquel niño necesitaba algo más que juguetes. Leyendo lo que en ella se describía se dio cuenta que aquel niño estaba muy solo y que su alma estaba invadida por el deseo de los juguetes electrónicos. Era hora de recuperar la sencillez en su alma. 

 

Cuando santa se preparaba para salir a repartir los regalos recogio una pequeña caja adornada con un gran moño. Sabía que en esa caja tenia el regalo más espectacular. El regalo que le podría cambiar la vida a aquel niño. 

 

Entrando a la casa por la chimenea dejo con cuidado la caja y se marchó.

 

A la mañana siguiente el niño se levantó deseoso de encontrar todos aquellos regalos que había escrito y que añoraba tener y estrenar. Pero cuando se acercó al árbol de navidad vio un solo regalo a su nombre, una sola caja con un gran moño. 

 

Intrigado se acercó y vio que la caja tenía unos agujeros en ella. Eso le intrigo aún más y pensaba….. Que puede haber aquí y para que serán estos agujeros. Con cuidado y bajo la mirada atenta de sus padres el niño abrio la tapa de la caja y de ella salió algo totalmente inesperado. No había juegos electrónicos, no habían teléfonos inteligentes, no había tabletas electronicas, no había nada absolutamente nada que el hubiera pedido en su larga carta a santa. 

 

Había un pequeño cachorro que aún asustado saco la cabeza de la caja y lo miro. El niño no sabía que hacer, el no quería un perrito, el quería juegos electrónicos. El quería un teléfono, el quería muchas otras cosas. No aquel animal que sacaba su cabecita curiosa desde la caja. En la sorpresa el niño salió corriendo hacia su cuarto y se encerro a llorar.  Mientras tanto sus padres recogieron el cachorro y le dieron de comer. 

 

Aquel día el niño se sintió decepcionado y cuando salió finalmente a comer trato de ignorar aquel pequeño cachorro. Pero el cachorro ya comenzaba a correr por toda la casa. El niño pensaba como le explicaría a sus amigos del colegio que su regalo de navidad era un perrito y no una consola electrónica. 

 

Y asi pasaron varios días, con el niño ignorando el perrito y el perrito jugando por toda la casa. 

 

Un día el niño tuvo un mal día en el colegio, su profesora lo había regañado y había discutido con sus amigos, estaba muy triste. Apenas se bajo del bus de co