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Fe, ¿Yo creo? II

Lourdes Pinto

Isaías 7: 2-4

I. PRESTAR ATENCIÓN

- Estar atentos a nuestros corazones y a Dios.

- Durante las tormentas de nuestras vidas, también somos sacudidos, y nuestras emociones pueden ser tan intensas que también nos confundimos, nos asustamos y reaccionamos ante esas emociones intensas.

1. Necesitamos estar atentos a lo que está sucediendo en nuestros corazones, por lo que necesitamos ESTAR EN SILENCIOS.

- ORAR, y pedirle al Espíritu Santo y a María que entren en nuestros corazones.

Necesitamos comenzar a diseccionar el dolor puro de las emociones para distinguirlo del resentimiento, ira, venganza, odio, decepción, frustración y desaliento, haciendo las preguntas en oración y anotando las respuestas en un diario. Este proceso comenzará a aquietar nuestros corazones para que podamos estar atentos a los movimientos del Espíritu Santo que nos guía a través de este proceso.

Camino Sencillo, #105, p.292

2. Dale a Cristo las emociones negativas y PERMANECE EN EL DOLOR PURO.

Si reaccionaste enojado, ARREPIÉNTETE. Primero, a la persona que lastimé y luego en confesión.

3. Sufre el dolor puro CON Cristo, ¡NO SOLO! Mira tu dolor en Él. Jesús llora en la eucaristía con nosotros y por nosotros.

Presta atención a cada persona que encuentras en tu vida. Yo vivo en ellos. Sufro por ellos y con ellos. Este es Mi cuerpo (Mt.35,31-41). Pequeña Mía, ten la docilidad de corazón para recibir el quebranto de todos en tu corazón siendo UNA conmigo. Esto es participar en el amor de la Trinidad: Recibir las heridas de tus hermanos y ofrecer el sacrificio de tu vida, siendo UNA Conmigo, para la salvación y santificación de ellos. Esto es amor.

Camino Sencillo, p.117, Fruto de la Curación.