Un
ídolo es aquello que ocupa el lugar de Dios. Muchas veces pensamos que un ídolo
es externo, pero esos ídolos se empiezan a levantar en nuestro corazón y
empiezan a ocupar el lugar de Dios. Por eso la Biblia nos dice en Proverbios 4:23
“Por sobre todas las cosas cuida tu corazón que de él mana la vida”.
Muchas
veces esos ídolos son nuestros deseos, que pueden ser ilegítimos es decir con
tendencia al pecado y legítimos que ocupan el lugar de Dios. Por ejemplo, un
título, un trabajo, un proyecto, una carrera, eso que debemos hacer puede
llegar a convertirse en algo malo y que daña nuestras relaciones
interpersonales. Ese deseo legítimo puede llegar a convertirse en lo más
importante y por eso nos volvemos orgullosos y queremos que las cosas se hagan
a nuestra manera.
¿Cómo
podemos saber si un deseo legítimo se está convirtiendo en algo malo? Preguntémonos
si ese deseo que tenemos nos lleva a pecar, preguntémonos si ese deseo cuando
no se consigue nos enoja, preguntémonos si ese deseo cuando no se consigue
lastimamos a otras personas. Por eso es que todos los días debemos rendir
nuestro corazón a Dios y reconocer que él debe de ser lo más importante y lo
primero en nuestro corazón.