Lectura de los domingos.
Continuando con la Lectura de Los Domingos y nuestro tema:
“Las Maravillas del Evangelio”.
Es importante haber escuchado la lectura anterior para comprender de mejor forma el pensamiento expuesto en este tema.
Planteamos y consideramos la pregunta de por qué el evangelio produce ese efecto en todos los verdaderos cristianos. ¿Qué tiene esta gran salvación ofrecida a todos que empuja invariablemente al asombro, al amor y a la alabanza? La respuesta se indica en el texto que hemos elegido, *”Porque nada hay imposible para Dios.”* y que verdaderamente es la clave para entender todas las cosas maravillosas y magníficas que han sucedido como resultado de la venida del Hijo de Dios a este pecaminoso mundo temporal. Y al considerar todo esto veremos claramente por qué sucede que muchos que se denominan hoy en día a sí mismos cristianos, y cuyas vidas a menudo son irreprochables, fracasan en esta prueba crucial que hemos estado considerando.
La primera verdad es que la salvación es enteramente de Dios. No hay nada que sea tan extraordinario, en relación con toda esta cuestión, es que la forma en que los hombres y las mujeres que se persuaden a sí mismos de que creen y aceptan el evangelio, al mismo tiempo que rechazan por completo esta obvia verdad. En todos los siglos, el hombre ha intentado atribuir al hombre lo que claramente es de Dios. Y la tendencia sigue siendo la misma en estos tiempos. La salvación se concibe en términos de lo que los hombres piensan y de lo que los hombres hacen. Es completamente asombroso advertir cómo las personas son capaces de hablar y escribir acerca de la salvación sin tan siquiera mencionar ningún tipo de actuación por parte de Dios. Todo el hincapié se hace en lo que debemos hacer y pensar. Jamás se ha alabado tanto el esfuerzo y el poder humanos y la organización humana. A Dios se le representa meramente como una meta o como alguien que observa y espera pasivamente y está dispuesto a recompensarnos por todos nuestros maravillosos logros y esfuerzos. Todo el concepto de la salvación es que se trata de algo que el hombre debe ganarse y elaborar por sí mismo a partir del estudio, la investigación y la búsqueda, así como viviendo a la altura de ciertos patrones específicos. El hombre es activo. Dios es pasivo. No solo se cree esto, sino lo que es más asombroso, se presume de ello y se considera muy superior a la vieja y correcta idea que adscribe la salvación plenamente a Dios. Y, sin embargo, en el momento en que uno comienza a estudiar la cuestión en la propia Biblia, no hay nada tan claro como el hecho de que la salvación es enteramente de Dios, y que lo que ha llevado a todos los santos a adorar, alabar y magnificar su nombre es precisamente eso mismo. Porque, después de todo, si la salvación es simplemente algo que nos ganamos, no hay incentivo alguno para alabar; si meramente obtenemos nuestro salario y lo que merecemos, es más bien irracional cantar el Magnificat y el Nunc Dimitis. ¡No!, solo se pueden explicar estas canciones inspiradas y todos los grandes himnos de todas las épocas sobre una hipótesis, y esta es la que aquí se alcanza, esto es, que la salvación es por entero resultado de algo hecho por Dios. La obra y la salvación pertenecen a nuestro Dios.
«¿Cómo será esto?», pregunta María cuando el ángel le comunica la promesa. «Es imposible», dice. Aquí está la respuesta: «Nada hay imposible para Dios»; como si el ángel se hubiera dirigido a ella diciendo: «¡Ay, María! Sigues pensando en los antiguos términos y a la vieja manera humana. Lo que te estoy anunciando es bastante diferente. Dios va a actuar ahora. Humanamente hablando estás en lo cierto, pero debes saber, que Dios va a a entrar en el mundo, Dios será manifestado en carne. ‘El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra’». ¡No, no!, la historia de la salvación no es la historia de Dios esperando que hagamos algo, esperando que nos arrepintamos y... Support this podcast