Sus antiguos papeles de galán duro y enérgico dieron paso a personajes carismáticos, que quedaron en la memoria colectiva y le reportaron notable éxito y popularidad. En su madurez trabajó en La colmena, de Mario Camus; con Miguel Hermoso en Truhanes y encarnó a Azarías en Los santos inocentes, adaptación de Mario Camus de la obra literaria de Miguel Delibes que le valió el premio de interpretación del Festival de Cannes en 1984, compartido con Alfredo Landa.