Algunos álbumes están diseñados para ser compartidos. Reproducidos a todo volumen desde unos buenos parlantes para crear un sentido de comunidad.
Otros álbumes anhelan el aislamiento. Una conexión entre artista y oyente. Una conversación directa que se disfruta mejor con auriculares para absorberte por completo.
El cuarto álbum de estudio de Radiohead, lanzado en la segunda mitad del 2000, es sin duda un disco para auriculares. Su sonido está diseñado para ser disfrutado en habitaciones oscuras, con los ojos cerrados, y la etérea y sobrenatural calidad de la música se mueve en ese espacio.
Ya con OK Computer, de 1997, ampliamente aclamado como uno de los mejores álbumes de todos los tiempos, Thom Yorke y compañía se tomaron un tiempo para reagruparse y redescubrir su futuro.
Durante 15 meses, grabaron suficiente material como para justificar un doble álbum, pero al sentir que la música era tan pesada y densa, decidieron reducir las canciones a un solo lanzamiento y reservar el resto para el igualmente glorioso Amnesiac (2001).
Mientras que OK Computer fue la cúspide de su reversión del rock alternativo, Kid A fue algo completamente distinto, inspirado en la electrónica glitch, fusionando elementos de jazz, ambient, art-rock e incluso hip hop alternativo.
El resultado es maravillosamente desafiante.
Oscuro, ominoso, aislante y denso, Kid A no se disculpa ni intenta suavizar sus momentos sombríos y punzantes, ni sus ritmos ásperos bajo la voz opaca de Yorke, que duele por un momento y te eriza al siguiente.
Pero todo es intencional. Un experimento con un claro enfoque.
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Desde la inquietante y fluida electrónica con múltiples capas de "Everything In Its Right Place", que se convirtió instantáneamente en un clásico de la electrónica tras su lanzamiento, hasta las notas finales sostenidas de "Untitled", el álbum no se detiene.
"Everything In Its Right Place" (que acabamos de escuchar), guiada por sintetizadores, se siente a la vez claustrofóbica y liberadora, mientras que la voz de Yorke te canta al oído y los samples se arremolinan a tu alrededor.
La proyección lenta de la línea de sintetizador y el sutil bombo mantienen la pista enfocada, mientras un nuevo mundo aparece delante tuyo.
A continuación, la canción “Kid A", con su atmósfera vibrante y su contratiempo, crea una atmósfera que te sumerge en el sonido y te envuelve. El tratamiento vocal da la sensación de intentar desesperadamente sintonizar con la frecuencia de Yorke a medida que la canción aumenta lentamente la tensión y te permite asomarte por encima del horizonte sónico que te arrastra hacia abajo en los momentos finales.
Esa tensión se desata en la oscura fiesta de bajos potentes de "The National Anthem", que fusiona el rock alternativo que Radiohead había llegado a definir con nuevos metales y ritmos fuertes.
Es una revelación de un tema tan contundente que se convierte inmediatamente en casi una sobrecarga sensorial, además de ese riff de bajo imposible de no cantar.
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Todo lo altivo y la jactancia se desvanecen ante dulces momentos de calma como la serena "How To Disappear Completely" y la ambient "Treefingers", que resulta reconfortante y relajante.
Más adelante en el álbum, "Motion Picture Soundtrack" también ofrece una combinación de tensión y calma que te mantiene al borde del asiento, con momentos de cierta reflexión.
"Treefingers" es una pieza instrumental que fue parte de la banda sonora original de la película Memento.
Este tema ilustra el deseo de Colin Greenwood de crear un álbum que no fuera ni demasiado largo ni demasiado aburrido.
Es cierto que mucha gente tiende a descartarla, considerándola relleno, pero es importante para Kid A.
De hecho, separa dos partes del álbum; actúa como una pausa, de forma similar a como en los antiguos LPs era necesario girar el vinilo.
Antes que eso, con su ritmo de jazz suave, está ”How To Disappear Completely”, de la que Thom Yorke declaró:
"Soñé que flotaba por el río Liffey y no podía hacer nada. Volaba sobre Dublín y realmente estaba en el sueño. Toda la canción trata sobre mis experiencias de flotar de verdad".
Parte de la letra se inspiró en una conversación que Yorke tuvo con Michael Stipe, cantante de R.E.M., donde Stipe le sugirió que abordara sus problemas bajando las persianas y diciendo:
"No estoy aquí, esto no está pasando".
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Temas que tienen el resonar de guitarra de "Optimistic", los suaves saltos de "In Limbo" y la dichosa "Morning Bell", con su paso adelante y dos atrás, amplían aún más el lenguaje musical de Radiohead, a la vez que juegan con su léxico ya consolidado.
Actúan como pistas de enlace del punto de inflexión de la banda a medida que avanzan hacia sonidos electrónicos más experimentales.
El título original de “In Limbo” era "Lost At Sea" (Perdido en el mar).
Limbo es una palabra de origen religioso que significa un lugar en el más allá, entre el cielo y el infierno, mientras que Thom Yorke ha descrito esta canción como “el punto medio sobre cuándo te vas y cuándo regresas".
Por otro lado, durante las presentaciones en vivo de "Optimistic", Thom Yorke ha cantado otra versión del estribillo:
"Puedes intentarlo lo mejor que puedas, puedes intentarlo lo mejor que puedas. Lo mejor que puedas no es suficiente".
Sin embargo, Yorke reveló en 2003 que el estribillo real de la canción ("Puedes intentarlo lo mejor que puedas. Puedes intentarlo lo mejor que puedas. Lo mejor que puedas es suficiente") surgió de las palabras de aliento que recibió de su pareja, Rachel Owen, ya que le preocupaba que "nada de lo que habíamos hecho fuera lo suficientemente bueno”.
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En mi opinión, el tema estrella del álbum es ”Idioteque", que mezcla ritmos crepitantes con atmósferas y bases de sintetizador ciertamente inquietantes.
Con una densa intensidad, sobre un campo de variados ritmos, el tema es una descarga de energía que te genera frío en la espalda.
A medida que la canción se desarrolla, se distinguen innumerables delicias auditivas: un bajo desbocado aquí y allá, elementos de percusión vibrantes y melodías disfuncionales.
Es la piedra angular sobre la que se construirían nuevas aventuras musicales, que se extenderían aún más lejos en los lanzamientos posteriores del grupo.
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A diferencia del resto de la industria, Radiohead no lanzó sencillos y realizó pocas entrevistas y sesiones de fotos. En su lugar, publicó animaciones cortas y se convirtió en uno de los primeros grandes grupos en usar internet para promocionarse.
Se compartieron bootlegs de sus primeras actuaciones en plataformas de intercambio de archivos, y Kid A se filtró antes de su lanzamiento.
Además, en el año 2000, Radiohead realizó una gira por Europa en una carpa construida a medida sin logotipos corporativos.
Kid A debutó en el número uno de la lista de álbumes del Reino Unido y se convirtió en el primer álbum de Radiohead en alcanzar el número uno en el Billboard 200 de Estados Unidos.
Fue certificado platino en el Reino Unido, Estados Unidos, Australia, Canadá, Francia y Japón.
También es cierto que su nuevo sonido dividió a los oyentes, y algunos lo tacharon de pretencioso o improvisado. Sin embargo, a finales de la década, Rolling Stone, Pitchfork y The Times lo clasificaron como el mejor álbum de la década del 2000, y en 2020, Rolling Stone lo situó en el puesto número 20 de su lista actualizada de los 500 mejores álbumes de todos los tiempos.
En otros reconocimientos, Kid A ganó el premio Grammy al Mejor Álbum Alternativo y fue nominado al premio Grammy al Álbum del Año.
A continuación, escuchamos la magistral “Morning Bell”.
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Como se mencionó anteriormente, Kid A es una obra maestra hecha para escuchar en auriculares, llena de exploración sonora y ritmos exóticos.
Para sumergirte de verdad en ella, necesitás conectarte a la música y desconectarte de las distracciones del mundo exterior, ya que te lleva a adentrarte en tus sonidos internos.
Y, te prometo, que encontrarás un gran consuelo en ese aislamiento.
De esta forma, nos vamos yendo, nos vamos despidiendo de este episodio.
Espero que lo hayan disfrutado tanto como yo.
Nos retiramos con el tema que cierra el álbum, “Motion Picture Soudtrack”.
Esto fue Kid A, de Radiohead, en Punto Muerto.