“Acuérdate de mí”
Una oración cantada desde la cruz… y desde nuestra propia vida.
En el Evangelio de este domingo, Jesús no baja de la cruz, no se salva a sí mismo… nos salva a nosotros amando hasta el extremo.
Y junto a Él, un hombre culpable, herido y perdido, solo se atreve a decir:
“Acuérdate de mí”.
Esta canción nace desde ese lugar:
desde los que cargan con errores,
desde quienes buscan una oportunidad,
desde los que creen que ya no pueden volver a empezar…
Pero Jesús responde:
“Hoy estarás conmigo…”
Aunque no seas perfecto. Aunque tengas historia. Aunque te cueste creer.
“Acuérdate de mí, Señor,
cuando el miedo me derribe y me falte el amor…”
Un canto para los que sufren, para los que esperan, para los que quieren levantarse otra vez.
Una cruz que ya no condena: salva, abraza y devuelve la vida.
© Miguel Ángel Morán Manzano - Todos los derechos reservados. Este contenido está registrado bajo un código de copyright, no se permite su redistribución sin autorización.
LETRA:
“Acuérdate de Mí”
Entre burlas y desprecio, lo llevaron a morir,
lo llamaron Rey de nada, se reían junto a ti.
Pero en medio del fracaso brilló tu verdad así:
no viniste a salvarte… viniste a salvarme a mí.
No gritaste, no luchaste, no buscaste una razón.
Tu corona fue de espinas… tu poder, el corazón.
Acuérdate de mí, Señor,
cuando el peso me derribe y me falte el amor.
Acuérdate de mí, Jesús,
cuando caiga en mis errores y me duela la cruz.
Hoy estarás conmigo, yo quiero escuchar,
en tu Reino de ternura… enséñame a amar.
Yo también cargué mis culpas, yo también quise huir,
me escondí entre mis heridas, sin saber cómo seguir.
Pero tú, desde tu leño, me enseñaste a decidir:
no es el miedo quien gobierna… es fuerza de ti.
No prometo ser perfecto, solo quiero caminar,
como aquel ladrón sincero… que se atrevió a suplicar.
Acuérdate de mí, Señor,
cuando el peso me derribe y me falte el amor.
Acuérdate de mí, Jesús,
cuando caiga en mis errores y me duela la cruz.
Hoy estarás conmigo, yo quiero escuchar,
en tu Reino de ternura… enséñame a amar.
No viniste a condenarme, sino a abrirme un nuevo hogar,
no soy preso para siempre… tu perdón me hace volar.
Hoy mi historia no termina, hoy comienza un caminar,
si me miras desde el cielo… yo me vuelvo a levantar.
Acuérdate de mí, Señor…
yo ya quiero comenzar.
Hoy estarás conmigo…
enséñame a amar.