Esta canción nace del encuentro más profundo que puede vivir una persona: el encuentro con la misericordia de Dios (Juan 8, 1-11).
Está inspirada en aquel momento del Evangelio en que una mujer, sorprendida en su pecado, fue llevada ante Jesús para ser juzgada. Todos esperaban una condena… pero Él, en vez de lanzar una piedra, ofreció una mirada, una palabra y un nuevo comienzo.
"Tampoco yo te condeno" no es solo una frase de Jesús a aquella mujer. Es una palabra dirigida hoy a ti y a mí. Es el eco del corazón del Resucitado que nos dice:
“No importa tu pasado, tus heridas, tus errores... Yo no te condeno.
Yo creo en ti. Levántate y empieza de nuevo.”
Esta canción quiere ayudarte a dejar atrás la piedra que a veces tú mismo te lanzas: el auto-juicio, la culpa, la vergüenza.
Y también a soltar las piedras que a veces llevamos en la mano contra los demás: el juicio, el rechazo, el desprecio.
Es una canción para mirar a Jesús a los ojos… y escuchar lo que Él realmente dice:
“Yo no vine a señalarte… vine a devolverte el vivir.”
Escúchala con el corazón abierto. Déjate mirar. Y si quieres… hazla tu oración.
© Miguel Ángel Morán Manzano - Todos los derechos reservados. Este contenido está registrado bajo un código de copyright, no se permite su redistribución sin autorización.