Monesterio, un pequeño pueblo de Extremadura, parecía un refugio de calma hasta el verano de 2016. En la calle El Cerezo, una casa con la puerta entreabierta guarda un enigma que estremeció a toda una comunidad. La televisión encendida, un móvil olvidado y el silencio de Manuela Chavero marcan el inicio de un misterio que mantuvo en vilo a un pueblo entero. ¿Qué pasó aquella noche de julio?