Y PASAN LOS AÑOS
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Ya sé todo aquello que he de saber,
por ejemplo: comer con las manos,
besarte la vida, saber que se olvidan
aquellas miradas, usar la almohada
para otras delicias, contar con los dedos
todas las caricias, jugar al azar
en noches de satén.
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Se nota en tu piel una arruga más,
esa arruga cambiada por una sonrisa,
un sonido nuevo que te acompaña
al doblar la esquina,
cogerte las manos cuando tu intención
no es acariciar,
volverte a mirar si esquivas mis ojos,
decirte un te quiero buscando el sonrojo
de esa inocencia que viste tu boca.
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Ver si te provoca la piel de gallina
rozarte la dermis con pétalos de rosas,
ver toda tu tristeza haciéndote sombra
cuando me despido diciéndote adiós,
citarnos los besos entre las penumbras
allá en el gallinero del cine del barrio.
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Ya sé casi de todo: que me duele verte
como hacen dolerte los que no te aman,
como sé te duele mirar la ventana
en tu soledad, buscar la amistad
vendiendo la tuya, recordar momentos
dolientes de quienes te engendraron.
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Y pasan los años como pasa el silente huraño
que permite dar paso al otro que quizá vuelva
a repetir aquella cantinela: la de los deseos
que siempre anhelaste y nunca se cumplen.
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Mas así vivimos deseando siempre bebernos
la vida hasta nuestra muerte, muriendo a destiempo
y tan diariamente que nos olvidamos a veces
de aquella canción "A partir de mañana empezaré
a vivir la mitad de mi vida, a partir de mañana
empezaré a morir la mitad de mi muerte”.
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Ya sé todo lo que he de saber,
mas todo lo que he de saber es,
ante todo, ¡aprender a vivir!
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Chema Muñoz ©
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