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Description

Y la fértil Palestina,

vio atrincherado el tesón,

y el arado gimió en tierra,

sin razón y sin sabor.

El palestino canario,

murió de amor y dolor,

amor por la guanche tierra,

donde dichas cosechó,

dolor por su Palestina,

donde grita el gran ladrón.

Este verso del añorado poeta agüimense Francisco Tarajano, está dedicado a la hija de Musa Mishal, uno de los primeros palestinos que llegaron a Canarias en los años 30, y que formó su familia en la isla de Gran Canaria, como hicieron muchos otros palestinos, al huir de su tierra. Tanto este verso, como la historia de cinco de las primeras familias que llegaron a Canarias, la hemos sacado de un maravilloso libro, que se ha convertido en un tesoro cultural, estrechando lazos entre Canarias y Palestina.