Estamos viviendo uno de los momentos más interesantes del conocimiento humano, no porque estemos llegando con facilidad a Marte o conozcamos las entrañas de las neuronas, la gran la revolución de los vasos comunicantes.
Esto de los vasos comunicantes en realidad es una metáfora para explicar como en estos últimos años se están derribando las paredes mentales que separaban las artes de las ciencias, ahora se está demostrando que, lejos de ser enemigas, son unas magníficas aliadas.
Y hoy vamos a conocer un buen ejemplo. La impresión 3D es una manera de construir objetos en el salón de casa, podemos tener la posibilidad de tener en nuestras manos copias exactas que hasta ahora estaban en los museos.
Pero el arte no acaba ahí, porque el manejo de las herramientas artísticas e informáticas nos permiten poner imágenes a cosas que esta ahora eran inimaginables. Ahora podemos navegar por el interior de una célula o sumergirnos en las profundidades marinas sin necesidad de correr ningún riesgo.
Y todo eso gracias a esa simbiosis que está llamada a cambiar el mundo. Arte y Ciencia.
