Normalmente se culpa del descenso de la natalidad a condicionantes sociales y culturales. Las parejas retrasan la paternidad, nunca es buen momento, queremos tener una vida estable antes de traer un hijo al mundo, es muy caro y no todas las parejas se lo pueden permitir, esto es lo que siempre nos han contado. Se retrasa la maternidad y cuando nos decidimos ya es tarde. Pero ¿Y si existieran otra serie de condicionantes ambientales? Pues la realidad es que si existen. Los científicos ya han demostrado que, por ejemplo, la contaminación atmosférica afecta a la fertilidad, tanto femenina como masculina.
Por si esto fuera poco, otros contaminantes también están detrás de la baja fertilidad. Los metales pesados como el aluminio, plomo o mercurio están presentes en nuestra vida cotidiana, mucho más de lo que pensamos. Están los cosméticos, prótesis, latas, insecticidas, gasolina, e incluso en algunos peces. Estos elementos llegan células reproductoras y las afectan.
Hoy les hablaremos de como incluyen los contaminantes en nuestra fertilidad. Con Rubi Nieves Rodríguez, investigadora del área de Obstetricia y Ginecología de la ULL y Raquel Blanes, Bióloga adjunta Unidad de Reproducción. Hospital Universitario de Canarias