Hay muchos motivos para proteger la naturaleza como si de un tesoro se tratara. Podemos tener un anhelo paisajístico, solidario con el resto de habitantes del planeta, por ser garantes de la habitabilidad de La Tierra… u otros motivos quizás más egoístas.
La Naturaleza, el mundo vegetal y animal, es una gran farmacia, las soluciones a nuestros grandes males están entre sus moléculas.
La mayoría de medicamentos que en estos momentos curan nuestras enfermedades salen de animales y plantas, sustancias que, en ocasiones tóxicas, que han manifestado una actividad biológica de interés.
Pero claro, no podemos ir chupando sapos o mascando hierbas al azahar, esas sustancias se tienen que localizar y extraer para luego, si funcionan, ser convertidas en fármacos.
A esa primera fase, la más desconocida, se ha dedicado nuestro invitado de hoy, un químico que ha estudiado miles de sustancias llegadas de los fondos marinos o de las plantas endémicas de Canarias.
