Hay personas que marcan la diferencia, los científicos no se ponen de acuerdo si es una cuestión innata o debido al medio ambiente en el que crecen. ¿Qué hace que una persona sea especial? Quizás, la solución esté en una mezcla delicada de ambos elementos.
Una de estas personas que destacó entre sus coetáneos fue Agustín de Betancourt y Molina, un ingeniero que marcó un punto de inflexión en la ingeniería civil mundial.
Cuando en 1990, Mihail Gorbachov visitó por primera vez España, en el discurso oficial que realizó ante los altos cargos que le recibieron, dijo: “llego a un país del que tengo inmejorables referencias. Vengo a una España en la que nació el más ilustre colaborador que jamás ha tenido Rusia: Agustín de Betancourt…
Quizás conozcan mejor calles o plazas que llevan su nombre que al personaje que rinden homenaje, y no me extraña que sea así, porque a pesar de ser un hombre realmente importante de la historia de la ciencia, sigue siendo un gran desconocido.
Agustín de Betancourt es considerado héroe en Rusia, Investigó en los campos más diversos de la ingeniería, desde la naval hasta la de telecomunicación, desplegando una incansable actividad en la construcción de vías de comunicación en España y especialmente en Rusia.
Nuestro protagonista fundó las primeras escuelas de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos y este año la Universidad de la Laguna le rinde un merecido homenaje coincidiendo con el 260 aniversario.