Habitualmente pensamos que nuestro territorio acaba en la orilla de nuestras costas, donde rompen las olas. De ahí hacia atrás tenemos claro como debemos proteger a la naturaleza. Protestamos cuando quieren construir mega hoteles en la costa, cuando talan nuestros bosques, nos horrorizamos cuando arden. Nos indignamos cuando vemos basura tirada en cualquier lugar… pero ¿Qué pasa con el mar? Para bien o para mal, no solemos ver lo que pasa bajo sus aguas, no vemos los emisarios submarinos, no observamos la basura depositada y menos aun, solemos ver a sus habitantes.
Bueno, a algunos de ellos si los vemos y pagamos para verlos. Los cetáceos suelen ser un producto de interés turístico, embarcaciones que navegan en busca de su encuentro. Y claro, como en todo, se puede hacer bien, respetando a los animales o se puede hacer mal, acosándonos, estresándolos, para que los que han pagado los puedan ver más tiempo, más cerca… pero ¿a costa de qué? Con Patricia Arranz, investigadora del programa Agustín de Betancourt, del Departamento de Biología Animal de la Universidad de La Laguna.