Pero mientras esas políticas avanzan e hipotecan el futuro de millones de españoles y endeudan a nuestros hijos y nietos, parece que la única preocupación a escasos días de votar, es si España es racista porque algún energúmeno ha insultado a un jugador negro de los muchos que juegan en España, incluso en ese mismo equipo. Hay incluso quien aprovechando tal tontería saca conclusiones surrealistas politizando el deporte hasta extremos nauseabundos. Y a esa politización grosera, a esa manipulación vil que ensucia la imagen de España, se han sumado alegremente opinadores dizque patriotas y de derechas, más presos del fanatismo futbolero que de un análisis racional de algo que sólo debió ocupar 30 segundos de información exclusivamente deportiva. Lo dicho, mientras la ETA vuelve a las instituciones travestida de concejales y se persiguen personas y empresas desde el Estado, hay quien prefiere convertirse en el Chiringuito.