Necesito entonar un canto a la amistad. A la verdadera y desinteresada amistad. Cuando la vida te desconcierta con un episodio dramático y todo se te viene encima, es aquí donde sientes que no estás solo. Están los amigos. Sí, esas personas que, sin grandes alardes, son capaces de ir convirtiendo la tragedia en un elemento de unión y acompañamiento.
Hemos comentado en alguna ocasión el libro titulado “La amistad es una fiesta”. Claro que es una fiesta cuando todo va bien, pero es necesario experimentar la amistad cuando la vida te muestra otras caras, que también tiene.
