Hay faros que no guían, sino que vigilan.
Una investigadora tropieza con una red oculta de torres luminosas entre Bretaña y Galicia. Su origen se pierde en la niebla del Atlántico y en informes clasificados por la Ahnenerbe nazi. Todos parecen irradiar una misma energía: la luz negra, un resplandor imposible que no alumbra, sino que sella.
Bajo esas estructuras, algo espera. Algo que no debería cruzar.
