Acólitos del terror…
Esta noche, abrimos las puertas a una historia donde el agua no limpia ni arrastra: devuelve.
Lo que alguna vez se perdió bajo las olas no descansó… esperó.
Una mujer sola. Una casa frente al mar.
Y una carta —empapada, deformada, imposible— que la marea empuja hasta su puerta.
Solo cinco palabras: No mires al agua.
Pero, ¿cómo ignorar lo que llama desde lo profundo? ¿Cómo cerrar los ojos cuando lo que acecha tiene el rostro de un hermano muerto hace años?
Esta historia no habla del mar.
Habla de lo que se arrastra fuera de él.
Prepárense, acólitos.
Lo que van a oír… no cesa.