En una sociedad sobreexpuesta a información de todo tipo e inmersa en la liquidez de estos tiempos modernos, donde el horizonte de la verdad se difumina cada día más, se percibe el malestar general de una sociedad hambrienta de verdad y carente de ejemplos a los cuales seguir. El cristiano es esa figura que debe emerger en la sociedad como un outsider, afirmando verdades absolutas, valores cristianos y, sobre todo, mostrando a Cristo como el camino, la verdad y la vida que esta sociedad necesita.
Hacen falta hombres valientes, dispuestos a perderlo todo, como Juan el Bautista, quien no tuvo miedo de ser un outsider en su tiempo por la causa de Cristo. Él fue un vivo ejemplo de un cristiano que no se amolda al mundo, sino que muestra a Cristo al mundo.