El profeta Jonás fue encomendado por Dios para ir a Ninive y declarar que por su maldad Dios ejecutaría juicio y sería destruida.
Jonás no está de acuerdo con la comisión de Dios de ir por tierra a Asiria (enemiga Israel) y compra un pasaje de barco a Tarsis ( España) para huir de la presencia y el plan de Dios con su vida.
Consecuencia de ello se levanta una gran tempestad en el barco y peligra de muerte su vida y la del resto de personas.
Está situación creada aquí no fue una prueba de Dios para Jonás, fue una mala decisión personal del profeta de ir en CONTRADIRECCION a Dios y su propósito.
El único camino eficaz de retorno para volverse a Dios fue su oración de arrepentimiento que hizo dentro de un gran pez que Dios uso para preservar su vida.
No nos embarquemos jamás en ninguna nave que nos aleje de Dios y su voluntad para nosotros por más seductor y justificado que sea nuestro argumento.
No pongamos por delante nuestros objetivos personales a los planes de Dios. Solo las decisiones correctas nos llevarán al destino correcto.
La mejor decisión es vivir siempre en obediencia a Dios y el gobierno de su Palabra aunque nuestra circunstancias sea difícil y no entendamos lo que nos acontece.