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Description

En tiempos de opresión, Dios pidió a Gedeón que antes de enfrentar a los madianitas derribara el altar de Baal en la casa de su padre. La verdadera batalla no estaba fuera, sino dentro. También nosotros levantamos altares en el corazón que nos roban la presencia de Dios y contaminan nuestra vida. La obediencia de Gedeón, aunque con temor, abrió el camino a la victoria, recordándonos que lo que se pierde por obedecer a Dios nunca se compara con lo que se gana en Él. De la misma manera, limpiar nuestro altar interior es el inicio para ver a Dios obrar con poder, traer libertad a nuestro entorno y levantar una vida y una familia firmes en su propósito.