Para echar raíces profundas que puedan sostener un crecimiento exponencial y producir fruto verdadero somos llamados en primer lugar, a salir del lugar de la apariencia.
Marcos 11:12-14 nos enseña una figura profética de una higuera que daba evidencia de que tenía fruto y vida por las muchas hojas frondosas que mostraba, pero en realidad estaba muerta. Así es nuestra vida cuando deseamos aparentar algo que no somos: nos envolvemos de hojas para proyectar una imagen para que todos nos admiren pero nadie nos conozca.
Sin embargo, Dios quiere llevarnos a Betania. Al lugar de lo profundo, de los milagros, del experiencial de Dios. En Betania que es “casa de aflicción y casa de fruto” se experimenta la poda de Dios. Necesaria para que nuestra vida fructifique, se forme y rejuvenezca.
¡Dios te llama echar raíces profundas y permanecer en él para así llevar mucho fruto!
