En una sociedad en decadencia moral, ética y espiritual, resulta cada vez más actual y relevante para los creyentes en Jesús mantenerse alejados del sistema corrupto que provoca esa decadencia y que, obviamente, está en conflicto con la santidad de Dios.
La nueva naturaleza de los creyentes por medio del nuevo nacimiento en Cristo es santa, otorgada por Dios debido al sacrificio de Jesús. Forma parte de nuestra
identidad, la cual nos distingue de quienes rechazan la gracia del Señor y practican una vida de malas obras, conforme a su naturaleza pecaminosa. Esa identidad que emana de la de Dios, la santidad, es la que somos exhortados a guardar y seguir todos los días con el fin de mantenernos cerca de él y de alcanzar a ver su rostro al final de nuestra carrera en este mundo.
