Es notable que el entramado feminista le de más importancia a la firma que al contenido pero más notable aún es dejar expuesto que las verdugas de género y las catadoras de empoderamiento no son capaces de distinguir la prosa genuinamente femenina de la que no lo es. Otra mentira que se cae a pedazos. Todos los críticos que creyeron ver en la literatura de Carmen Mola la sensibilidad de un colectivo, las huellas de la opresión patriarcal, la lucha contra la hegemonía masculina no se dieron cuenta de que los pasos de la detective Elena Blanco eran diseñados por tres tipos que representaban literalmente a su enemigo declarado.