Ahora bien, que el kirchnerismo suscriba a falacias colectivistas como la perspectiva de género, va de suyo. Es propio de su ideología, de su forma tribal, conspirativa y confrontativa de entender la sociedad. Pero que formaciones con supuestas convicciones republicanas disparen contra principios democráticos básicos es para ponerse a temblar. Y que haya incluso políticos liberales que suscriban semejante ideología es inaceptable.
La ministra Gómez Alcorta sostuvo que “la (ESI) es clave frente a este tipo de delitos ya que se trata de prácticas que fueron aprendidas”. Y el Jefe de Gobierno Rodríguez Larreta dijo que “es central el compromiso con la educación de nuestros hijos e hijas y la correcta aplicación de la ESI, mi intención más genuina con este mensaje es expresar mi preocupación, angustia y compromiso para la reflexión sobre las prácticas normalizadas que constituyen el día a día de nuestras relaciones y vínculos”.
Ambos funcionarios afirmaron que fue la sociedad machistamente violenta la que enseñó a violar en manada y que semejante conducta es modificable con un proceso de adoctrinamiento que modifique a esa sociedad. O sea que, tanto para Gómez Alcorta como para Rodríguez Larreta, del altar de sus puestos de poder es desde donde debe emerger la ingeniería social que adapte a la sociedad a la cosmogonía que ambos comparten. Este desgraciado razonamiento, que se cristaliza con la imposición del delito de autor, es lo que estos funcionarios están enseñando a los niños. De allí surgen los mensajes que luego son un hit musical: “el violador eres tú”, gritado a nuestros hijos, padres, abuelos, amigos, maestros. Difícil que una educación en el odio mejore a ninguna sociedad.