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Description

En los desfiles triunfales de la Antigua Roma, entre la algarabía por la victoria y la gloria, el triumphator, es decir el líder triunfante, montado en su cuadriga, tenía a su lado a un esclavo que le repetía a su oído como si fuese un mantra estas palabras: “Respice post te! Hominem te esse memento! (¡Mira atrás y recuerda que sólo eres un hombre!) para luego agregar, al cabo de un instante: Memento Mori (Recuerda que vas a morir).

Recordar la muerte, la presencia de la muerte, de nuestra propia muerte. Este parece ser un ejercicio macabro o masoquista, pero -en una sociedad como la nuestra, que trata de ignorar a la muerte, meterla debajo de la alfombra- es un ejercicio indispensable.