En México, el proceso de educación inclusiva inició en su modalidad de integración educativa en 1993, La propuesta nacional de intervención para atender niños y niñas sobresalientes, surge en el marco de la escuela inclusiva, entendida ésta como el espacio que ofrece una respuesta educativa a todos sus alumnos sin importar condiciones físicas, intelectuales, culturales, religiosas, étnicas o lingüísticas. La inclusión implica reducir la exclusión de las y los alumnos y la eliminación de las barreras para el aprendizaje y la participación de niñas, niños y jóvenes con discapacidad y/o aptitudes sobresalientes.
El principio fundamental de una escuela inclusiva es la atención a la diversidad y la promoción de aprendizajes que respeten ritmos, estilos, intereses y desarrollen habilidades y competencias para la resolución de problemas cotidianos, en todos sus estudiantes. La identificación de las barreras que aparecen a través de la interacción entre los alumnos y sus contextos familiar, escolar y comunitario, se traducen en necesidades educativas especiales que la escuela inclusiva debe eliminar.