Microcuento.
"Era un niño pobre, solo, pálido, triste y sin expresión. Se sentaba en la escalera cerca de aquella iglesia para pedir unas monedas. Rubio, con ojos claros y con alma de adulto, seguro, por las circunstancias de la vida. Hacía 30 grados y estoy segura de que él estaba muerto de frío. Frío humano, frío vital. Cuando se quedó dormido, fui a dejarle comida, manta y unas monedas. No quería que supiera quién se lo daba, sino que sintiera que alguien se estaba preocupando por él. A veces, hacemos el bien solo de forma visible. La mejor razón es hacerlo, sin ánimo de ser aplaudidos. Ojalá detrás de mí, muchos hicieran lo mismo" Anónimo.
La verdad es una ilusión que hemos olvidado que lo es. FRIEDRICH NIETZSCHE
The man who owns the plane - Balthazar