El ego necesita continuamente dar buena imagen ante la sociedad, carece de humildad y cae muy a menudo en el ejercicio de la soberbia.
El ego necesita creerse superior para disimular su verdadero sentimiento de inferioridad.
Cuando el ego no es alimentado por el exterior, la persona se siente mal. Las emociones pueden experimentar todo tipo de sensaciones negativas, como la timidez, rabia, pena, miedo, etcétera.
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