Hoy no solo vamos a hablar de por qué no tienes ganas, sino de qué está alimentando esa falta de deseo sin que te des cuenta. Porque muchas veces el deseo no está roto, está silenciado por cosas que ni siquiera sabes que están ocurriendo.
No buscaremos culpables, sino esas condiciones invisibles que mantienen y cronifican el bajo deseo, muchas veces sin que las percibas.
Vamos a mirar el deseo desde otra perspectiva, aportando información de calidad y entendiendo que este puede ser el primer paso que necesitas para reconectar con tu deseo, desde el cuidado, no desde la exigencia.
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