Los miembros del culto satánico de Fall River fueron sospechosos del asesinato de una joven en 1979, pero los detectives no pudieron encontrar a nadie que estuviera dispuesto a testificar contra ellos. Entonces, mientras la investigación continuaba, se encontró otro cuerpo. Los líderes del culto, Carl Drew y Robin Murphy, estaban intensificando su violencia y sus inquietantes rituales a un ritmo espantoso.
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