Cada vez que Timothy Krajcir sentía el impulso de matar, buscaba un objetivo y se ponía un pañuelo azul en la cara. Cometía estos crímenes una y otra vez y nunca sentía ningún remordimiento. No por sus víctimas. Ni por sus familias. Ni siquiera por el hombre que fue a la cárcel por uno de sus crímenes.
Learn more about your ad choices. Visit podcastchoices.com/adchoices