Al igual que muchos asesinos en serie, Maury Travis se confió demasiado. En el verano de 2002, tras leer en el periódico una noticia sobre una de sus víctimas, envió una carta al periódico local ofreciéndoles información sobre la localización de otra. Tuvo cuidado de no dejar huellas dactilares ni pruebas de ADN antes de enviarla, así que ¿cómo le localizaron?
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