De vuelta en Estados Unidos, Maust cumple condena por homicidio involuntario antes de recuperar la libertad. Sigue trabando amistad con adolescentes que satisfacen su necesidad de compañía. Pero una y otra vez, Maust cede a sus impulsos violentos. A pesar de su culpabilidad y de su capacidad espontánea para detenerse en medio de un intento de asesinato, en 2004 se cobró cuatro vidas más.
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