A lo largo de su espeluznante ataque, que dejó a decenas de personas heridas o muertas, el recién apodado "Vampiro de Düsseldorf", Peter Kürten, se mostró cada vez más seguro de sí mismo, e incluso escribió en un periódico local la ubicación del cuerpo de una víctima. Pero su confianza sería su perdición.
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