Cuando piensas en un volcán, ¿qué es lo primero que te viene a la mente? ¿Corrientes de lava roja y humeante cayendo por los lados? ¿Nubes oscuras de ceniza elevándose hacia el cielo? ¿Quizás piensas en unas relajantes aguas termales? Bueno, todos imaginamos una cosa: una montaña en forma de cono que se cierne sobre el horizonte. ¡Pero puede ser tan verde y exuberante como cualquier otra montaña! En la parte superior, por supuesto, hay un agujero gigante. Como una abertura que baja hasta el fondo...
En el interior, hay lava y gases que se empujan hacia afuera. La lava es tan caliente que si estuvieras parado en la cima del volcán y miraras hacia abajo, ¡tu cara se pondría tan roja como el color de esa roca líquida que rezuma! Una erupción volcánica nunca viene sin consecuencias para nosotros. Y no me refiero solo a las personas que viven cerca. ¡Los impactos generalmente también se sienten a escala global! Por ejemplo, los aviones no pueden volar durante un tiempo debido a la capa de ceniza que se libera en el aire. Pero, ¿y si nunca hubiera ningún volcán? ¿La Tierra seguiría siendo la misma?
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