¿Qué pasa, amables lectores y amigos del auditorio? Hay una explicación muy sencilla: continúan las “reglas no escritas” de la política “a la mexicana”. Los funcionarios del gobierno son por regla impunes y pueden actuar en el ejercicio de su cargo por encima de la ley, y la corrupción sólo se sanciona cuando va acompañada del error político.