Mártir acólito que, al defender la Santísima Eucaristía de Cristo de una furiosa turba de gentiles que intentaban profanarla, prefirió ser apedreado hasta la muerte antes que entregar las sagradas formas a los perros; tras exhalar su último suspiro, los paganos no pudieron encontrar el sacramento de Cristo ni en sus manos, ni en sus vestidos. Es considerado Mártir de la Eucaristía y Patrono de quienes hacen su primera comunión y de los monaguillos.