Ya en la Teogonía de Hesiodo Eros y Eris, amor y odio, concordia y discordia se presentan como deidades arquetítipas y originarias que, podemos suponer también reaparecen en Empédocles, y un par de milenios más tarde en Eugen Fink, con el alcance, en lo que atañe a Eros, de ser fundamento de la comunidad.