Roland Barthes plantea que la "realidad" que vive el enamorado tiene significativamente un carácter ficcional: ella está cargada de ilusión, sueño, esperanza, y justamente porque es así, esa "realidad" de pronto se "desrealiza", sobretodo con la desilusión, la no-correspondencia. la falta de compromiso, y demás.