Como les comenté, al día siguiente de encontrarme a Firulais lo llevé a una veterinaria, pero lamentablemente no tenía microchip que pudiese ser leído. La única información que allí me ofrecieron fue que, a juzgar por la dentadura del mestizo, debía tener aproximadamente doce años. Dato que no me sirvió para porque yo lo que pretendía era averiguar quién era su dueño.