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¿Un test de covid más caro que un Tesla? Cuando covid 19 golpeó el año pasado, la compañía de Travis Warner se puso más ocupada que nunca. Instala sistemas de video e Internet, y con la gente repentinamente trabajando desde casa, las llamadas solicitando servicios aumentaron. Warner y sus empleados tomaron precauciones como usar máscaras y distanciarse físicamente, pero ir a las casas de los clientes a diario significaba un alto riesgo de exposición a covid. “Era como esquivar balas todas las semanas”, dijo Warner. En junio de 2020, un empleado dio positivo. Eso decidió a Warner y a su esposa a hacerse la prueba. Debido a la disponibilidad limitada de pruebas en ese momento, condujeron 30 minutos desde su casa en Dallas hasta una sala de emergencias independiente en Lewisville, Texas. Recibieron pruebas de diagnóstico por PCR y pruebas rápidas de antígenos. Fue un gran alivio cuando todos los resultados dieron negativo, dijo Warner. Volvió entusiasmado al trabajo. Hasta que llegó la factura. El paciente: Travis Warner, de 36 años, quien trabaja por cuenta propia y compró la cobertura de Molina Healthcare fuera del mercado de seguros. Servicio médico: dos pruebas de covid, una prueba de PCR de diagnóstico, que suele tardar unos días en procesarse y es bastante precisa, y una prueba rápida de antígenos, que es menos precisa pero produce resultados en minutos. Factura total: $56,384, incluidos $54,000 por la prueba de PCR y el saldo de la prueba de antígeno y una tarifa de servicio de urgencias. La tarifa negociada de Molina para ambas pruebas y la tarifa de la instalación ascendió a $16,915.20, que la aseguradora pagó en su totalidad. Proveedor de servicios: SignatureCare Emergency Center en Lewisville, una de las más de una docena de salas de emergencia independientes la empresa tiene en Texas. Contexto: A lo largo de la pandemia, abundaron las historias de precios sorprendentemente altos para las pruebas de covid. Un informe reciente de una asociación comercial de seguros indicó que “el aumento excesivo de precios por parte de ciertos proveedores sigue siendo un problema generalizado”. Pero la factura de PCR de Warner de $54,000 es casi ocho veces más alto que el cargo que hasta ahora se había reportado, de $7,000. Los expertos en políticas de salud que KHN entrevistó calificaron la factura de Warner de “astronómica” y “uno de los más tremendos” que habían visto. Sin embargo, es perfectamente legal. Para las pruebas de covid, como muchas otras cosas en la atención médica estadounidense, no hay límite para lo que los proveedores pueden cobrar, explicó Loren Adler, directora asociada de la USC Brookings Schaeffer Initiative for Health Policy. Las pruebas para Covid han estado en una categoría especial. Cuando golpeó la pandemia, a los legisladores les preocupaba que la gente decidiera no hacerse las pruebas por temor a los costos. Por aprobaron normas que requerían que las aseguradoras pagaran las pruebas de covid sin copagos ni costos compartidos para el paciente. Para los proveedores dentro de la red, las aseguradoras pueden negociar los precios de las pruebas, y para los proveedores fuera de la red, generalmente están obligados a pagar cualquier precio que los proveedores indiquen públicamente en sus sitios web. La sala de emergencias independiente estaba fuera de la red para el plan de Warner. Expertos en salud dicen que, si bien la política estaba destinada a ayudar a los pacientes, sin querer les ha dado a los proveedores margen para cobrar precios arbitrarios, a veces absurdos, sabiendo que las aseguradoras deben pagar y que es poco probable que los pacientes, a quienes no se les facturará, se quejen.

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