En 2037 la humanidad logró lo imposible: viajar más rápido que la luz. La nave Trieste fue enviada a Próxima Centauri para investigar unas misteriosas señales idénticas que la estrella emitía cada hora. Pero cuando llegamos, descubrimos que aquello no era una estrella… sino algo vivo, algo que llevaba años llamándonos. Uno por uno, los miembros de la tripulación comenzaron a transformarse en criaturas imposibles. Sin control de la nave, sin motor FTL y con una muerte inevitable acercándose, solo pude enviar este último mensaje antes de evacuar el aire de la sala. Si estás leyendo esto… mantente lejos de Próxima Centauri.
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