Declarar el 9/11 como día feriado nacional podría servir para honrar y recordar a las víctimas de los ataques terroristas de 2001, así como para reflexionar sobre el impacto duradero en la sociedad estadounidense. Sería una oportunidad para conmemorar la resiliencia y unidad del país, aunque también podría generar debate sobre cómo se debe observar el día y qué impacto tendría en la vida laboral y económica.