Temas a tratar:
Desarrollo:
Mateo 24 y 25 son parte de la misma respuesta. Jesús sigue respondiendo la pregunta.
El contexto sigue siendo las tres preguntas, hay un día de rendir cuentas.
Hay que estar preparado, cuando nos tardamos descuidamos la preparación.
1. Más que suficiente
Leemos Mateo 25:31-46 (RVR1960)
Como iglesia servimos a aquellos que necesitan más.
Cuando ayudamos a los que no pueden devolver, cuando lo hacemos sin pedir nada a cambio es como si lo hiciéramos para Jesús.
En cambio, los que “no hicieron nada por mi”, ponlo en el contexto de aquel que no usó su talento o de las 5 vírgenes insensatas. No hicieron nada más, no hicieron nada por Jesús.
¿Te gustaría tener lo suficiente para vivir el resto de tu vida?
Si pensaste que “si”, es porque solo estás pensando en ti.
El deseo de Dios es que tengas más que suficiente.
Cuando hay más que suficiente, hay extra para dar a alguien más, para bendecir.
Somos bendecidos para bendecir.
Si quiero más, tengo que trabajar más.
Aquel hombre que no usó su talento y lo devolvió tal como lo recibió, fue echado a la oscuridad. Solo se preocupaba por él y no por los demás.
Si recibes a un profeta, apóstol o un pastor sabes que recibes una bendición en retorno.
Si recibimos a un niño, él no tiene nada que devolver. Pero Jesús te dice: yo te voy a cuidar, yo te voy a bendecir (Marcos 9:37).
2. Poner en práctica
Jesús responde la tercera pregunta: ¿cuándo será el último día?
Se sienta el juez y viene el juicio. Es ahí cuando se separa los buenos de los malos.
El último día es una medida de tiempo, cuando todo se detenga viene la eternidad.
Si seremos arrebatados, si estaremos con el Señor.
La biblia dice que en el último día entramos a la eternidad y estaremos para siempre con él.
En el contexto de Mateo 24 y 25, lo que hiciste por aquellos que no le importan a nadie pero a Dios si, es en el día final que veremos el fruto.
A veces caemos en la trampa de lo estratégico, ayudar a alguien que me pueda devolver.
Es una tensión. Hay momentos en que ayudamos al necesitado pero si no hacen nada por mejorar, nosotros ya no podemos.
Los que ponen en práctica los principios de Dios, crecen.
Somos bendecidos para bendecir, ¿qué estás haciendo con esa bendición?