Este mensaje nos recuerda que la vida es frágil, breve y no estamos en control de nuestro futuro. Santiago critica una actitud autosuficiente y orgullosa que planea sin tomar en cuenta a Dios. Planificar no está mal, pero hacerlo sin humildad y sin someterse a la voluntad de Dios es arrogancia.
1. “Yo haré”: Nos gusta pensar que controlamos nuestros planes, metas y futuro. Pero nuestra vida es como vapor, aparece por un momento y se desvanece. Dios es quien tiene el control total.
2. “La voluntad de Dios”: Debemos vivir con una actitud de humildad, diciendo: “Si el Señor quiere”. Dios gobierna todo en su soberanía, incluso lo que no entendemos y lo que no podemos controlar. Su voluntad puede ser misteriosa, pero podemos confiar en ella.
3. “Haré la voluntad de Dios”: No basta con saber lo que Dios quiere; debemos obedecer. Postergar el hacer lo correcto es desobediencia. Santiago dice que saber hacer el bien y no hacerlo es pecado.