Hace más de 2.000 años, un político romano garantizó el acceso al pan de todos los ciudadanos, regulando el precio del trigo. Él y su hermano, los Graco, llevaron a cabo una serie de reformas políticas que luchaban por la redistribución de las tierras. La reacción de los grandes propietarios fue tan violenta que no solo acabó con la vida de los hermanos, también anegó de sangre las calles de Roma.